domingo, 6 de abril de 2008

Hugo Mujica


alba

Quieto,
como no moviéndose
para que la sangre no rebase
la boca
Quieto,
como sintiendo un pájaro
herido
en la palma de la mano
sin cerrar la mano
sin abrir los ojos.
hay una fe que es absoluta:
una fe sin esperanza.


Hay perros
que mueren de la muerte de su amo

cuerpos que no hacen el amor,
hacen el miedo

que no se agitan,
tiemblan.

Y hay hombres
en los que muere dios
como una gota de lacre
sobre el pecho
de un torso de mármol,

son los que lloran cuando creen
estar hablando,
o gritan soñando, pero al alba
olvidan el grito
con que encendieron la noche.

Hay hombres en los que gime dios
por no encontrar un hombre
donde morir de carne,

pero no llora como quien lo hace
solo,
llora como quien llora abrazado a un niño.


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