viernes, 23 de mayo de 2008

"El ser genuino" cuento zen (selección, traducción y comentarios: Guido Tavani)

Un discípulo acude a su Maestro y le plantea un acuciante problema:
-Maestro, inopinadamente me asalta una ira que no puedo gobernar ¿Qué debo hacer para sobreponerme a ella?
-En verdad, es algo muy extraño, dijo el Maestro, no puedo ayudarte a menos que me la enseñes ahora mismo.
-Es que no puedo mostrársela en este momento, repuso el discípulo.
-¿Ycuando podrías mostrármela?
-Ocurre que me sobreviene sorpresivamente, respondió el discípulo.
-Entonces, no reside en tu naturaleza, si acaso formara parte de ti, podrías mostrármela en cualquier momento.
  • Todo lo que reside genuinamente en el ser le pertenece pues, ha sido conquistado y adquirido por éste, en consecuencia, se halla bajo su gobierno y está siempre disponible. Por el contrario, si no se lo puede suscitar, se debe a que no le pertenece y es obra de la contingencia, de lo transitorio, de lo mudable, y está condenado a extinguirse. Las convenciones socialmente pactadas y a las cuales adscribimos por el sólo hecho de pertenecer a una comunidad cualquiera, introducen contradicciones, discrepancias y desacuerdos con lo más esencial y genuino del ser y, en ocasiones, suele mezclarse con su materia. De ahí que la cólera, la irascibilidad, o cualquier otro temple anímico adverso, puede ser considerado como uno de los esfuerzos del ser por obtener su curación.

domingo, 18 de mayo de 2008

"Aquel Naufragio" (fragmento) de "La borra de café" -Mario Benedetti-

  • Es sorprendente que un párrafo tan pequeño nos haga pensar en dos cuestiones tan importantes: En primer lugar: todos esos eventos que nos apartan cotidianamente de nuestros planes y consideramos hechos desafortunados, ¿en cuantas oportunidades -si supieramos- les estaríamos agradecidos?Y en segundo lugar: la existencia de Dios justificada tanto por ateos como por creyentes. En unos florece el agradecimiento y en otros el odio. Unos lo aman y otros lo culpan pero todos parecen hacerlo responsable de los bienes o males de este mundo. Me pregunto si en algún momento Dios SERA en un lugar distinto de "nuestros humores".
..."El abuelo Vicenzo una vez me contó como se había salvado de un naufragio famoso. Le pregunté si se había librado porque sabía nadar. "no, cómo se te ocurre. Siempre he tenido más afinidad con las aves que con los peces. Pero la verdad es que tampoco sé volar". Su carcajada florentina resonaba en el patio como un carrillón. "¿y enonces como te salvaste?" "Muy sencillo: perdí el barco en Génova, Llegué al puerto media hora después de su partida asquerosamente puntual. Traté de conseguir una lancha que me llevara hasta el vapor (aún estaba a la vista). Para mi suerte fracasé en el intento. Cuando diez días despues me enteré de que el buque se había hundido en pleno Atlántico, no se me ocurrió nada menos egoísta que celebrarlo con una damajuana de Chianti. Ya sé que está mal, que debía pensar en los otros; hoy no lo habría hecho así, pero en aquella época era muy joven y aún no había aprendido a ser hipócrita", Y aquí otra carcajada. Yo en cambio no me reía. Enseguida me di cuenta que el abuelo no habia leído Corazón, el libro de Edmundo de Amicis que era mi Biblia, ya que, de haberlo leído, no habría tenido una actitud tan mezquina, y si de todos modos hubiera decidido empinarse la damajuana de vino, lo habría hecho con tristeza y hasta llorando un poco por los que se ahogaron. Pero no, al abuelo todavía le duraba el regocijo de haber escapado a la muerte casi por milagro, aunque ni siquiera eso lo había reconciliado con el cura de su parroquia, pues toda su vida fue un ateo militante y arremetió contra Dios como si éste fuera un mero organizador de descarrilamientos y naufragios".

domingo, 11 de mayo de 2008

"El anticristo" (fragmento) Friedrich Nietsche

No nos dejemos engañar: los grandes espíritus son escépticos. La fortaleza, la libertad proveniente de la fuerza y del exceso de fuerza del espíritu se demuestra mediante el escepticismo. Los hombres de convicciones no merecen ser tomados en consideración para todos los principios fundamentales de valor y no valor. Las convicciones son prisiones. Los convencidos no ven bastante lejos, no ven por debajo de sí, detrás de sí...
...La libertad de toda clase de convicciones forma parte de la fuerza, de la facultad de mirar libremente...
Por el contrario, la necesidad de creer, la necesidad de un absoluto en el sí y en el no, es una necesidad de los débiles. El hombre de la fé, el creyente de todo género, es necesariamente un hombre dependiente, un hombre que no puede ponerse como fín, que no puede en general poner fines sacándolos de sí. El creyente no se pertenece a sí mismo, solo puede ser un medio, debe ser empleado, tiene necesidad de alguien que se valga de él...
...Si pensamos cuan necesario es a la mayor parte de los hombres un regulador que les ligue y les fije desde el exterior, y cuánto la contricción, o en sentido más elevado, la esclavitud, es la única y última condición en que prospera el hombre débil de voluntad, se comprende también la convicción o la fé.

"1984" George Orwell (fragmento)

Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelerán, y hasta después de haberse rebelado, no serán conscientes. Este es el problema.
...(los proles) tenían un estilo de vida que parecía serles natural. Se regían por normas ancestrales. Nacían, crecían en el arroyo, empezaban a trabajar a los doce años, pasaban por un breve período de belleza y deseo sexual, se casaban a los veinte años, empezaban a envejecer a los treinta y se morían casi todos ellos hacia los sesenta años. El duro trabajo físico, el cuidado del hogar y de los hijos, las mezquinas peleas entre vecinos, el cine, el fútbol, la cerveza y, sobre todo, el juego, llenaba su horizonte mental. No era dificil mantenerlos a raya. Unos cuantos agentes de la Policía del Pensamiento circulaban entre ellos, esparciendo rumores falsos y eliminando a los pocos considerados capaces de convertirse en peligrosos; pero no se intentaba adoctrinarlos con la ideología del Partido. No era deseable que los proles tuvieran sentimientos políticos intensos. Todo lo que se les pedía era un patriotismo primitivo al que se recurría en caso de necesidad para que trabajaran horas extraordinarias o aceptaran raciones más pequeñas. E incluso cuando cundía entre ellos el descontento, como ocurría a veces, era un descontento que no servía para nada porque, al carecer de ideas generales, concentraban su instinto de rebeldía en quejas sobre minucias de la vida corriente. Los grandes males, ni los olían. La mayoría de los proles ni siquiera era vigilada con telepantallas. La policía los molestaba muy poco. En Londres había mucha criminalidad, un mundo revuelto de ladrones, bandidos, prostitutas, traficantes en drogas y maleantes de toda clase; pero como sus actividades tenían lugar entre los mismos proles, daba igual que existieran o no. En todas las cuestiones de moral se les permitía a los proles que siguieran su código ancestral. No se les imponía el puritanismo sexual del Partido. No se castigaba su promiscuidad y se permitía el divorcio. Incluso el culto religioso se les habría permitido si hubieran manifestado la menor inclinación a él. Como decía el Partido: "los proles y los animales son libres".

viernes, 9 de mayo de 2008

Alberto Guirri




Soy lo que hago,
lo que hago me cambia
y adviene entonces
un reverbero, una descarga,
desde alguien presente en mí,
alerta y llamado
del mismo hombre que soy,
de la misma gravitación
que hacia lo bajo tira.

No reniega,
no frena el alma ese caudal,
y aspirándolo
fija un instante mi contorno.

jueves, 8 de mayo de 2008

José Saramago



"Autoritarias, paralizantes, circulares, a veces elípticas, las frases de efecto, también jocosamente llamadas pepitas de oro, son una plaga maligna de las peores que pueden asolar el mundo. Decimos a los confusos, Conócete a ti mismo, como si conocerse a uno mismo no fuera la quinta y más dificultosa operación de las aritméticas humanas, decimos a los abúlicos, Querer es poder, como si las realidades atroces del mundo no se divirtiesen invirtiendo todos los días la posición relativa de los verbos, decimos a los indecisos, Empezar por el principio, como si ese principio fuese la punta siempre visible de un hilo mal enrrollado del que basta tirar y seguir tirando para llegar a la otra punta, la del final, y como si, entre la primera y la segunda, hubiésemos tenido en las manos un hilo liso y continuo del que no ha sido preciso deshacer nudos ni desenredar marañas, cosa imposible en la vida de los ovillos y, si otra frase de efecto es permitida, en los ovillos de la vida... ...Puro engaño de inocentes y desprevenidos, el principio nunca ha sido la punta nítida y precisa de un hilo, el principio es un proceso lentísimo,demorado, que exige tiempo y paciencia para percibir en que dirección quiere ir, que tantea el camino como un ciego, el principio es sólo el principio, lo hecho vale tanto como nada

jueves, 1 de mayo de 2008

Robert Frost



Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;
Entonces tomé el otro, imparcialmente,

Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,

¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro

De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.


(Traducción: María Fernanda Celtasso)