lunes, 24 de octubre de 2011

Testimonial I - Liliana Chavez

“…y sus ojos sin pavor
como si no se dieran cuenta”
Livia Hidalgo
Observo a la mujer
La pobreza
que contamina el lugar
por donde pasa el silencio


No escucho a nadie implorar perdón
por ese pájaro herido.


Y me abriga una certeza:
un amanecer sombrío
aviva el fuego de otros lutos
una turba de sombras
viene a presenciar la caída.


Y ella sigue ahí,
sin pavor en los ojos
a punto de parir su muerte


escuchando - casi con devoción –
el fecundo sermón de la oscuridad.

http://lilianachavez.blogspot.com/

sábado, 22 de octubre de 2011

Horacio Armani


Vivir aquí


Es tan duro vivir aquí, tan largo
durar con el designio de estar solo,
tan a mansalva es lo que transcurrimos
cuando ni el propio amor -como esperanza o hálito-
puede inferir ternura al sufrimiento,
cuando cada dolor vive en su celda
recelando entre el vago desgano de las horas,
entregado al azar de lo que arriba
para implantar la dicha o el oprobio.

La gente anda tristísima, solísima.
Dios debe haber sufrido tanto aquí.

Reconozco a este pálido argentino
por su dolor, que vive de una nada sedienta,
por sus ojos, que miran como cavando surcos,
por sus manos, tan lejos del infierno o del cielo,
por su piel, que es hermana del deseo y contiénese,
por el impulso heroico de vivir que se esconde
como un tigre roído por el temor en su ánimo.

La gente anda tristísima, solísima,
Quizá Dios ha llorado mucho aquí.

Anda, vive, circula, mueve lentos deseos,
se aquerencia en las calles y supone que es bueno
ser así, de esta tierra; por sus escasos sueños
comprende que la dicha se espeja en el fracaso
y el dolor y la vida y el amor y la muerte
son letras para un tango que el viento de los días
melancólicamente confiere a Buenos Aires.

La gente anda tristísima, solísima.
Cómo habrá padecido Dios aquí.

de los días usurpados (1964)
de una selección del autor recogida en El sueño de la poesía - Editorial Victoria Ocampo (2008)

martes, 18 de octubre de 2011

entrar en la muerte - Raquel Fernandez

entrar en la muerte
con los ojos abiertos,
con los ojos vacíos de asombro,
porque ya no queda un rincón del jardín,
que no hayamos visto,
porque nos despojamos de la infancia
y ser adulto es estar desnudo,
porque las lilas y la hierba
crecerán mañana sobre nosotros
y los insectos cavarán sus túneles
en el hueco de nuestro vientre profanado.
Porque el tiempo ha ganado la partida
y Alicia ya no vive aquí.

del libro Revelaciones (ediciones raiz alternativa - marzo 2007)

domingo, 9 de octubre de 2011

Paseo Espacial - Eduardo Espósito

Un hombre camina solo al borde del planeta
Necesita una piedra para explicar la luna
El drama de su soledad
duerme de espaldas a un sol áspero y agresivo
Engorda una sonrisa cómplice
cuando la ve pasar
redonda como una dádiva
banal
casi un fantasma
Pasa su aliento despuntando estrellas
Pasa su drama como un mensaje en una botella
Pasa
Y se lleva la sospecha de haber existido.

A Brian Aldiss

de Las Puertas de Tannhäuser Ediciones El Mono Armado 2011

lunes, 3 de octubre de 2011

el cuento de Borges sobre "el cuento de Borges" Fernando Sorrentino

Como se sabe, Norman Thomas di Giovanni tradujo al inglés la mayor parte de la obra de Jorge Luis Borges. Entregado a esa labor, estuvo, hacia el año 1970, residiendo bastante tiempo en Buenos Aires.
Yo lo conocí, ví como trabajaba y puedo asegurar que el hombre era inteligente, culto y capaz, y muy puntilloso en su tarea.
Por razones que ignoro, lo cierto es que la relación amistosa entre Borges y di Giovanni terminó por deteriorarse, y que el escritor argentino quedó resentido con su traductor norteamericano.
Por tal motivo, años más tarde consideró oportuno revelar cierta anécdota. Ésta se halla en las páginas 36-38 del volumen de Roberto Alifano El humor de Borges (Buenos Aires, PROA, 2000), lectura que, dicho sea de paso, me permito recomendar fervorosamente.
Borges y Alifano están conversando sobre el hábito de tomar mate, los errores que se cometen en su preparación, las ácidas consecuencias de una ingesta exagerada, etcétera. Ahora bien, el mate no solo es la infusión sino tamnién el receptáculo en que se lo bebe. La estricta ortodoxia puede adquirir diversas formas reprobables (un jarrito celeste, en el caso de don Isidro Parodi de los Seis problemas; un mate de madera, en el del autor de estas lineas; y hasta -horresco referens- un vasito de vidrio en los ejemplos más heréticos). Habla Borges:

- Yo tenía dos clases de mate, uno tipo galleta, y otro común, tipo jarrito. Ahora, caramba, he perdido ese hábito -se lamenta-. No me cae bien; aunque a veces suelo incurrir en algunos mates, quizá para despuntar el vicio, como decía mi madre.
Borges hace una pausa, ríe picaramente y sigue hablando.
- Yo no le conté a usted lo que me pasó con di Giovanni? -comenta-. Bueno, él había traducido un libro mío al inglés. En uno de los relatos hay un indio que queda moribundo después de una batalla; se arrastra hasta el degollador y pide que lo terminen de matar. Dice así: "Mate, capitanejo Payé quiere morir". ¿Sabe qué puso di Giovanni, en una llamada que hiso al pie del libro?: "Mate:infusión criolla que se succiona con un adminículo llamado bombilla". A mi me parece asombroso que no se diera cuenta de que lo que pedía el indio era que lo mataran y no que le cebaran unos mates... No sé, era como si pidiera una cerveza Quilmes o una ginebra Bols.

No puede negarse que la historia es graciosa.
Sin embargo, las cosas sucedieron de manera muy diferente.
Primero, les sugiero a los amigos curiosos que, en las obras de Borges traducidas al inglés por di Giovanni, busquen esa llamada al pié de la página, para verificar exactamente como es la cita.
En seguida les digo que fracasarán en su busca. No existe tal nota al pié debido a que no existe traducción de ese cuento al inglés.
Y no existe tal traducción al inglés debido a que jamás existió ese texto en español.
Mientras un segmento del cerebro de Borges exponía ante Alifano qué clases de mate tenía en su casa, otro segmento inventaba simultaneamente la realidad del cuento, el episodio, el capitanejo, su nombre, la súplica, la traducción al inglés, la nota a pié de página.
La alegría de improvisar, el gusto por la hipérbole, el placer del humorismo se aliaron en Borges para adjudicarle a su ex amigo di Giovanni un grado de estupidez y de ineptitud que este se hallaba muy lejos de padecer: un brillante ejercicio, en fin, de literatura de imaginación.

de El forajido sentimental de Fernando Sorrentino (Losada 2011)