miércoles, 30 de enero de 2013

Extravío - María Teresa Andruetto

Aún no sabe decir
su nombre y la han mandado
(a lo de Rabachino,
a comprar haina, azúcar
negra, polvo de hornear).

Si lo hace bien,
le darán
(caramelos, estampitas,
besos).

En el bar hay olor
a hombres y a vino viejo.
También un piso
flojo de madera,
y ya está el miedo
de pisar en falso.

Lleva un papel escrito
(en el hueco de la mano
lleva la letra de su madre).

Le han ordenado:
No te pierdas, y va mirándose
los pies, cuenta
los pasos

Cree
(...pero es una intuición oscura)
que quien se mira los piés
no se extravía.

Cuenta los pasos
(y después las sílabas,
los cuentos, las monedas),
con los ojos fijos en los zapatos,
pero lo mismo de pierde
en el recuento

de Kodak (Pavese/kodak, Ediciones del dock,
Buenos Aires, 2008)

1 comentario:

  1. impresionante este poema! bello y conmovedor quizás como la inocencia...

    pasaré por aquí, me gustó! un saludo,

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