domingo, 17 de agosto de 2014

técnico en quimeras - Daniel Adrián Castelao


Silencio, todo silencio sus sonidos: el repiquetear de la lluvia, el perro ladrando a su sombra: ni siquiera pude oir/ cómo estalla/ mi violín en el piso.

¿Es el cristal empañado el que enturbia la mirada? ¿o la mirada la que en la noche huye?.
No nace la palabra. No la que Oytis aguarda: nacen otras/ que no reemplazan,/ solo apaciguan. A eso vuelve, gira, gravita, arde y vuelve, a buscar la palabra estás construyendo con tu voz/ lujuriosos puentes/ en la oscuridad de la pecera. Y vuelve (palabras) dichas en ese exacto instante,/ su único sentido/ Malogrado en esta realidad.

Y todo es en la noche. una alarma perdida/ advierte de la madrugada/ acechando. En la noche, donde sucede el mundo y calla la palabra. 




IX

Hay tiempo en el que solo deseamos escondernos en otro cuerpo - Eugenio Mandrini                                                                                          
Ocurre en la noche…
                  Tu copa
la besa un rojo intenso
                   como el néctar que contiene.
                   Labios
tu mirada atenta
                   negro sobre blanco profundo
                                    vastedad que abruma
promete no dejarme solo
                                    esta madrugada.
                    Rota la boca.
Respiración
                    sabores
                    vino            tabaco
                                    sangre
                                                     hasta que duela.
Quiero beberte
                    viento
                                     saliva
                                                     savia.
Y escnderme
                    entre tus piernas

                                     al transmigrar

La mujer sin espalda - Michou Portalé


Michou, la mujer sin espalda (¿sin espalda? ella la vieja y su lastre, van, Van) anda en el rostro del otro, hurgando en su reflejo. En un viaje por sus espejos me insta a escrutarme y ahí están los límites, puedo verlos todos: mi intransigencia, abandono, mi atropello sin disculpas, mis cotidianos aportes a la barbarie, volamos en una misma carlinga.

Se apoya en su propio lado oscuro para aceptar al otro, viajar hacia su intemperie: tiene que nacer una palabra justa  (...) Compasiva esa palabra/ nos pondrá bajo su mira.

Escucha ecos. dicen de soledades partiendo en dos la tarde. No se la puede acusar de no haber buscado el conjuro contra el dolor del mundo. En algún recodo, sin embargo, sabe que los recursos son escasos: Por el agujero de la libido/se desliza una cuerda (...) Cuerpos torneados, sexos abiertos/ apretujadas flechas humanas/ súbitas se lanzan/ a través de la voraz bocatumba/ aullándole a la muerte/ con desespero.

La intolerancia y el miedo ganan el juego: quizás ese pliegue fruncido a medias sea la madre, íntimo vacío donde alojarse solitario

La abruma el discurso charlatán y se aparta casi como si acatara una prescripción médica: Con locuacidad tiran sus ideas/ hasta el hartazgo./ Mientras mi oído desconfía/ de este insoportable corococó/ derramo una mirada de agobio/ sobre copas y mantel.

Alrededor de otro mantel, la ilumina de asombro la familia: Ellos parecen desbordarse de las zapatillas,/ con voz entre chillona y ronca/ tiran en cualquier lado el bagaje de su ciencia,



La mujer sin espalda
se sostiene con un solo pelo de la nuca
vive en vilo constante el transmutar,
remueve sin pala la tierra de un vacío
que detrás la vuela de su angustia.
A partir de un ojo iluminado
ella apunta adelante hacia la meta
no le importan el pasado o la víspera del mañana,
nada la tumba ni aflige.
Bracea con estilo pecho, suelta su universo
agudiza el agua de la emoción
trance que la impulsa
desde la orilla cementada del estanque.
Esporaa de un raro helecho
esta mujer va rasgando las aguas de un infierno

con el arrastre del viento de su boca.

La mujer sin espalda - Vinciguerra 2014

domingo, 10 de agosto de 2014

Graciela Susana Puente


Las huellas graban
incisiones en el tiempo.
Pero la arena
cubre esa magia
que registra
lo que acontece, 
necesario.

Entonces, vendavales
de manos
golpean sin saber
dónde es posible. 

de antología Segundo concurso de Poesía "Alejandro G. Roemmers" 2009 - Fundación Victoria Ocampo

sábado, 9 de agosto de 2014

letras cardinales (fragmento) Alejandra Mendé


…El tupá va el suelo por el Chaco bravío, fiero, impenetrable. Palpa la tierra con las manos, lleva el cuerpo con los codos hasta el tronco de un árbol infinito. Trepa como un gato girando el torso, como haciendo tolvanera. Calza el brazo en la horqueta. Aproxima los ojos desorbitados por el follaje.
Huele el hedor de otro hombre y espera…espera…espera. Asobinado, inmóvil entre las sombras de la hojarasca.
Bajo sus piés se viene pronunciando la figura del enemigo. Entonces, abre los agujeros de la nariz para respirarlo de asco. Chirrea los dientes para afilarlos. Toma, aprieta con los dedos el mango, filo y mano que empuña son un mismo trebejo, como encarnado.
Se apresta para el degüello y por fin lo abre, mudo…, para que el anochecer no le soporte el grito.

Despacha la carne del otro. La sangre lava el sudor del Tupá que se arrastra sobre la orfandad polvorienta de la muerte. 

de letras cardinales - editorial La Porteña 2013

viernes, 1 de agosto de 2014

Osiris Mosquea


Raga del Tiempo

En el silbato de los trenes
se suicida la memoria
un repertorio de gritos
crece de subito
rodado sin prisa.

Un salmo se diluye
en mitad de este desierto
y un fantasma vestido de ternura

sigue sentado en el corazon del infinito.