sábado, 4 de julio de 2015

religión - Daniel Quintero


No comulgo
ni siquiera
con ostias de papel.
No me llevo
la metáfora a la boca
nada que me sorprenda
hay en esa literatura
estéril.

Soy el enemigo menos querido,
amante de los lugares oscuros,
antes en mi corazón
funcionaba un cabaret
ahora lo cerraron
por el peso de mi irreverencia.
Es una ruina
eso que fuera mi templo,
mis muros, mis lamentos,
la suavidad en el aire
del 7 Brujas,
el aliento a Jockey Club
y chicle Adams.

Antes de antes
cuando era un joven obediente,
antes como dice la Lesta,
cuando juntaba poemas
de los tachos de basura
y me frotaba el futuro
entre las piernas
era lo más en reproche,
bastardo, elocuente
casi indispensable.

Pero eso era antes
de ser el animal bajo las piedras
que soy con el ánimo
de la noche,
casi loco,
indiferente, cruel
y verborrágico,
depredador de la liturgia,
misal incierto.

Santifico el pan y el vino,
soy el ritual

de la desesperación.

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