jueves, 14 de enero de 2010

"Érica de los pájaros" Abelardo Castillo

...–Erika, sabes, tengo la cabeza llena de fuego y fuego. Erika muchacha de las guirnaldas, amor, sabes, esto no es más que un sueño. ¡Ríete!, porque esto es solamente un sueño, despertaré, despertarás mañana, y los dos estaremos en la aldea, en la aldea donde hay casas de paja y amarillo tibio, muchacha mía, pequeña de andar entre las flores cantando, mañana, oye, despertarás y yo despertaré en la aldea.
–No grites –dice Erika.
Él grita, me duele la garganta de gritar, él grita y cami¬na por el cuarto con piso de madera, duelen los pies deshechos. Grita:
–Un sueño, Erika. Una pesadilla, nada más que sombras que dan miedo, pero mañana seremos niños, casi niños, y yo volveré a encontrarte junto al estanque, en el claro donde las hojas de los ceibos son verdes y hay flores rojas, muy rojas, y entre el follaje se ve el agua azul. Erika, sabes, hubo un tiempo en el que aún no tenías catorce años y yo te amaba, catorce años cuando nos que¬damos dormidos, entre las guirnaldas y los pájaros.
Ella lo mira con sus ojos selváticos, es bella, bella como una estampa viejísima y ajada pero bella, igual a sí misma, hermosa como sólo ella puede serlo y luego dice:
–Catorce años, sí, cuando nos quedamos dormidos, amor, y yo te amaba.
–Yo iba, Erika, lo recuerdas, iba por las noches al borde del agua, y te encontraba allí, y sabía canciones. Tú no las sabías, yo sí, y te enseñaba entonces todas las cosas, y por eso mañana des¬pertaremos en la aldea.
–Despertaremos, sí, despertaremos hace mucho...


Ir a descargar

No hay comentarios:

Publicar un comentario

éste es un blog que no obtiene beneficios económicos. Comentarios publicitarios abstenerse, gracias,,,