jueves, 27 de noviembre de 2008

"Poema" - Paula Vazquez

La vida y la muerte, los colores.
La intensa zona oscura de la mente, los miedos alimentándose entre segundo y segundo.
La justicia incorruptible del tiempo y todos sus destinos.
La masa viscosa y húmeda (que es la humanidad misma)
La caja que abrimos y en la que, en ocasiones quisiéramos caber, tal vez en forma de juguete o recuerdo.
La luna dulce y tibia.
Las horas del día que quisiéramos recuperar.

sábado, 22 de noviembre de 2008

"La hora improbable" Máximo Simpson

La hora estaba ahí, como alusión, como promesa.

El momento inasible, la hora incierta,

que anunciaba el derrumbe de los trajes,

el ocaso de cascos y jinetes.

El tiempo transcurría bajo un cielo difuso,

y esa hora

no llegaba a instalarse entre nosotros.

Pero a tientas nosotros esperábamos.

Cada día esperábamos,

cada brizna de polvo,

cada oscura gaviota,

cada insomnio.


http://www.poeticas.com.ar/Directorio/Poetas_miembros/Maximo_Simpson.html

"La danza de la vida" Mario Capasso

Desde un costado del camino,
mientras miro las nubes permanecer y cambiar,
la siento, lejanamente reconocible, pasar a mi lado,
rozándome apenas con nuevo fervor las viejas quemaduras.
Y si distraigo un instante el mirar de lo eterno,
y abstraigo la mirada en lo concreto de lo efímero,
la veo.

La veo volar por avenidas anchas de urgencias vanas.
Despegar en airosos aeropuertos, buscando lejos lo que está cerca.
La veo tropezar hablando con celulares muertos de silencio.
Fumar en bares clandestinos, mientras el semen germina
para toser su rutina de irremediables hoteles.
La veo subir en el ascensor malhumorado de los lunes,
bajar corriendo las escaleras de los viernes,
saltando peldaños de brisa fresca.
La siento languidecer en escritorios de piedra,
cerrarse en tornos enmudecidos por el aceite oxidado,
prosperar en largas mesas de marfil y esbeltas siluetas.
La veo buscando la salvación eterna en remotos casinos,
o en pozos profundos y generosos de ilusiones cansadas.
La veo arrodillarse en iglesias que no se humillan,
palidecer y temblar, desobedecer en los inevitables hospitales blancos.

La veo, en fin,
esperar la noche para bailar en los cementerios innombrables.

http://www.textos-en-escombros.com.ar/

Entrevista a Mario Capasso por Elios Buira, nuestro amigo de Moreno-arte en:

http://www.morenoarte.com/

"Crónica de una muerte anunciada" Fragmento -Gabriel Garcia Marquez-

Clotilde Armenta creía que los hermanos Vicario le contaban a todo el mundo que iban a matar a Santiago Nasar para que alguien se los impidiera. Creo que a diario hacemos lo mismo que los Vicario y cómo a ellos nos va. Contamos nuestras cosas esperando que un afuera nos apruebe o desapruebe?, nos permita o nos impida?. Esto es azar. Y en última instancia, un gran malentendido. Veamos:

"Recuerdo
con seguridad que eran casi las cinco y empezaba a llover" me dijo el coronel Lázaro Aponte. En el trayecto, tres personas lo detuvieron para contarle en secreto que los hermanos Vicario estaban esperando a Santiago Nasar para matarlo, pero sólo uno supo decirle dónde. Los encontró en la tienda de Clotilde Armenta. Cuando los vi pensé que eran puras brabuconadas -me dijo con su lógica personal-, porque no estaban tan borrachos como yo creía". Ni siquera los interrogó sobre sus intenciones, sino que le quitó los cuchillos y los mandó a dormir. Los trataba con la misma complacencia de sí mismo con que había sorteado la alarma de la esposa. -¡Imagínense -les dijo- qué va a decir el obispo si los encuentra en ese estado! Ellos se fueron. Clotilde Armenta sufrió una desilusión más con la ligereza del alcalde, pues pensaba que debía arrestar a los gemelos hasta esclarecer la verdad. El coronel Aponte le mostró los cuchillos como un argumento final. Ya no tienen con que matar a nadie -dijo. -No es por eso -dijo Clotilde Armenta-. Es para librar a esos pobres muchachos del horrible compromiso que les ha caído encima. Pues ella lo había intuido. Tenía la certidumbre de que los hermanos Vicario no estaban tan ansiosos por cumplir la sentencia como por encontrar a alguien que les hiciera el favor de impedírselo.

"El acoso moral" (fragmento del capítulo "el acoso en la empresa") Marie-France Hirigoyen

En un momento de crisis, tenemos una tendencia a acentuar el registro en el que nos encontramos: una empresa rígida se vuelve más rígida, un empleado depresivo se vuelve más depresivo, otro empleado agresivo se vuelve más agresivo, etc. Acentuamos lo que somos. Una situación de crisis puede sin duda estimular a un individuo y conducirlo a dar lo mejor de sí mismo para encontrar soluciones, pero una situación de violencia perversa tiende a anestesiar a la víctima, que, a partir de ese momento, solo muestra lo peor de sí misma.
Se trata de un fenómeno circular. De nada sirve buscar quién ha originado el conflicto. Se llega a olvidar incluso su razón de ser. Una serie de comportamientos deliberados del agresor está destinada a desencadenar la ansiedad de la víctima, lo que provoca en ella una actitud defensiva, que a su vez, genera nuevas agresiones. Tras un determinado tiempo de evolucion del conflicto, se producen fenomenos de fobia reciproca: la vision de la persona odiada provoca una rabia fria en el agresor, la vision del perseguidor desencadena el miedo de la victima. Se trata de reflejos condicionados, uno agresivo y el otro defensivo. El miedo conduce a la victima a comportarse patologicamente, algo que el agresor utilizara mas adelante
como una coartada para justificar retroactivamente su agresion. La mayoria de las veces, la victima reacciona de un modo vehemente y confuso. Cualquier cosa que emprenda o que haga se vuelve contra ella gracias a la mediacion de sus perseguidores. El objetivo de la maniobra de estos ultimos consiste en desconcertarla, en confundirla completamente y en conducirla al error.