martes, 10 de octubre de 2017

Daniel Rafalovich

niño, de pie

Niño, de pie,
sobre la escalera de caracol,
asomado al ventanuco.
Cae el sol;
las chapas incandescentes de los techos
comienzan a contraerse.
Decenas de gatos
de miradas esquivas
y pelajes raleados
acuden al rito.
La sombra del tanque de agua
semeja una almena derribada.
El niño, múltiple la mirada
y la fascinación,
en puntas de pie,
atisba el hueco de la escalera.
Luego, otra vez, la pequeña ventana.
Y declara abolidas
la insoluble realidad
y sus rutinarias perspectivas.

Estoy perdidamente enamorado de esta brisa
que me abraza, me refresca,
  me dilata.
¿Habrá a esta hora
alguien pescando en el oscuro río,
    a solas con su red
      y su farol?
¿Habrá alguien poblando los vagones
        trepado a una botella,
        vegetando, se diría,
        en su vigilia?
¿Qué soñarán, en esta hora,
         los monjes en sus celdas?
El último de ellos
¿irá por los corredores
     apagando las luces

           lentamente?.

viernes, 6 de octubre de 2017

Leonel Pirosanto


Sí, lo rocé con el hombro, se cayó y se hizo mierda -dije-; mamá miraba desde el sillón, entreverada en la oscuridad del comedor, sonriendo con los ojos.
-Ahora, a bancarse los siete años de mala suerte- y eché una risa de dos sílabas torciendo la boca a lo Sean Connery, suponiendo que ella me veía hermoso. Le pregunté si quería un té y asintió con la cabeza.
En la cocina, esperando la rebelión del agua sobre el fuego, un temor desconocido, un vértigo infantil, una duda agobiante... todo se mezcló en una detención brusca de mí mismo. Como si despertara, encaré hacia el comedor con la taza dibujando dos líneas de vapor en la penumbra; iba resuelto a inclinarme sobre el sillón de mimbre y a guardarme ese olorperfume irrepetible y abrazarla y apretarla demasiado -yo lo hacía como un juego- hasta que soltara una carcajadita adolorida-, a sentir el roce del pelo un poco crespo en mi cara y si me animaba, hasta le iba a decir "te quiero" arrastrando las letras como un bobo.

Pero ya no estaba. Se había ido con el vapor del té.