niño, de pie
Niño, de pie,
sobre la escalera de caracol,
asomado al ventanuco.
Cae el sol;
las chapas incandescentes de los techos
comienzan a contraerse.
Decenas de gatos
de miradas esquivas
y pelajes raleados
acuden al rito.
La sombra del tanque de agua
semeja una almena derribada.
El niño, múltiple la mirada
y la fascinación,
en puntas de pie,
atisba el hueco de la escalera.
Luego, otra vez, la pequeña ventana.
Y declara abolidas
la insoluble realidad
y sus rutinarias perspectivas.
Estoy perdidamente enamorado de esta brisa
que me abraza, me refresca,
me dilata.
¿Habrá a esta hora
alguien pescando en el oscuro río,
a solas con su red
y su farol?
¿Habrá alguien poblando los vagones
trepado a una
botella,
vegetando, se
diría,
en su vigilia?
¿Qué soñarán, en esta hora,
los monjes en
sus celdas?
El último de ellos
¿irá por los corredores
apagando las
luces
lentamente?.
Bravo Daniel! Excelente poema.
ResponderEliminarAbrazo.
Tana Pasquini-
muy bueno,Daniel!
ResponderEliminarhermosos ambos!
ResponderEliminarQué lindo leerte!!!!
ResponderEliminarLindo leerte acá!
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