miércoles, 30 de julio de 2014

Federico García Lorca

Cielo vivo

Yo no podré quejarme
si no encontré lo que buscaba.
Cerca de las piedras sin jugo y los insectos vacíos
no veré el duelo del sol con las criaturas en carne viva.

Pero me iré al primer paisaje
de choques, líquidos y rumores
que trasmina a niño recién nacido
y donde toda superficie es evitada,
para entender que lo que busco tendrá su blanco de alegría
cuando yo vuele mezclado con el amor y las arenas.

Allí no llega la escarcha de los ojos apagados
ni el mugido del árbol asesinado por la oruga.
Allí todas las formas guardan entrelazadas
una sola expresión frenética de avance.

No puedes avanzar por los enjambres de corolas
porque el aire disuelve tus dientes de azúcar,
ni puedes acariciar la fugaz hoja del helecho
sin sentir el asombro definitivo del marfil.

Allí bajo las raíces y en la médula del aire,
se comprende la verdad de las cosas equivocadas.
El nadador de níquel que acecha la onda más fina
y el rebaño de vacas nocturnas con rojas patitas de mujer.

Yo no podré quejarme
si no encontré lo que buscaba;
pero me iré al primer paisaje de humedades y latidos
para entender que lo que busco tendrá su blanco de alegría
cuando yo vuele mezclado con el amor y las arenas.

Vuelo fresco de siempre sobre lechos vacíos,
sobre grupos de brisas y barcos encallados.
Tropiezo vacilante por la dura eternidad fija

y amor al fin sin alba. Amor. ¡Amor visible!

poeta en Nueva York

jueves, 24 de julio de 2014

Felipe P. Villaro


signos

Imagen en el vidrio verde
donde resalta el vientre
como un brillo en la oscuridad.
Gira,
y gira,
y gira,
pero no se atreve
a enceguecer el ojo avinagrado
que la mira con el soberbio gesto
del patrón
que contempla su res y su ternero.

Cae la tarde, dicen los que saben,
y con ella la masa que desnuca,
el mugido que a nadie se dirige,
y la soledad brutal de la matanza.

Suma, resta y cuenta con los dedos, pero ignora
que lo más grave aún no ha sucedido
porque está en la tierra de los hombres. 

de El sueño de Ulises - Alción Editora, 2008

domingo, 13 de julio de 2014

Silvia Spinazzola


una mañana

Habrá que derrumbarse de algún modo
desorientar caminos sin banderas
la muerte no será

se licuarán palabras    gestos       voces
algún árbol caerá para ser puente

algunos amarán a último minuto
desbocados        desiertos.

Habrá que prepararse un té de boldo
doblar prolijamente
la página de un diario
fabricarse un barquito en la cocina

la lluvia azotará          será el invierno

la ventana vecina
derramará su luz en la vereda
de amarillo temblor sobre los charcos.

Habrá que almidonarse las pestañas
coronarse la piel con Dermaglós
ordenar los cajones
las hendijas

acicalar el miedo                estirar bien
las sábanas
cepillarse  los sueños

migajas de sabores repetidos.

Habrá que abrir la puerta

                                       una mañana.


© Silsh
Silvia Spinazzola




miércoles, 9 de julio de 2014

Esteban Moore

1 "Ciego discurso humano"
Luis de Góngora
Soneto CLVIII.


"Ciego discurso humano" 1
pudiera -quién/ de esa serpiente que se desliza
sobre la tierra seca/ reluciente en un espejismo
de sol/ evocar trazos -movimientos en el polvo
el contenido ritmo de su vaivén/ los rasguidos
de una piel -desatándose en el aire


partes mínimasy otros poemas - Esteban Moore - Editorial Martín, Colección La Pecera - 1999

viernes, 4 de julio de 2014

Jacobo Rauskin


Lo triste en él mejora lo cretino.
Perdió a su rosa y no con poca pena.
Sigue aún sin creer en la condena
de aquel ciego juez, que es el destino.

Al este, al norte, al sur, siempre versátil,
va la rosa encendida en su leyenda
de mujer amorosa y maleable.

Y, por mí, que la traten de volátil
o de enamoradiza, yo en la senda

donde la encuentro, a veces, vulnerable.

miércoles, 2 de julio de 2014

el mundo - Vicente Quirarte


Queremos nombrar el centro de las cosas,
el corazón sonoro de las cosas,
el fervor silencioso de las cosas.
Creemos: develar el misterio
nos salva del transcurso
de las horas que gastan la memoria.

Mejor dejar las cosas
tras la tela paciente de la araña,
tras el ala del ángel traicionado
o el camisón que crece en tu hermosura.
El alma de las cosas
es la niebla purísima que deja
adivinar su nombre verdadero.
No buscar los prodigios. Esperarlos:
tu bramido de amor
que sale del espejo que te copia:
esa reconstrucción lenta del mundo
que afirma su materia más durable. 

http://www.materialdelectura.unam.mx/