jueves, 29 de agosto de 2019

Perla del Sur - Gustavo Tisocco


el poemario comienza así:

Como pluma al viento

                         mis palabras
a veces caen en un desierto
a veces en un jardín florido



anunciando de este modo el destino errático de toda escritura, cito:




Minúsculo ratón

que duerme bajo la noche
y es devorado por la serpiente
para su gloria su derrota



Así deben ser los poetas

así
la poesía.

cuenta sus experiencias desde niño, sus nostalgias, las siestas, los juegos, el río, a lo largo de un libro que va en busca del pasado como para corroborarlo. Nombra al momento en que fue concebido y engendrado: osadía, destello, con lo cual ya nos está poniendo de relieve su intuición: una  vida está inscripta en la luz y la audacia, no por nada elige la profesión de neonatólogo.

Pero si hay luz, hay sombra, cito:

con mis hermanos coleccionábamos resplandores, 

contame abuelo como es quedar ciego si habitaba el sol en tus pestañas, 

será por eso que era un niño triste, 

tenaces los ahogados nadan una y otra vez sobre su verdugo


Transcribo un fragmento del prólogo, escrito por la querida Sandra Pasquini, cito:

Ser dos, ser uno con el todo, criatura metálica, ángel y fauno a quien nada de lo que ocurre más allá de su terruño le es ajeno. Su palabra poética abreva también en la realidad cotidiana para denunciar el dolor y la llaga, la injusticia y la miseria.

poemas:

El cementerio queda camino al río.

Tenaces los ahogados
nadan una y otra vez sobre su verdugo.

Lejos del pueblo, 
cerca del agua, 
los otros muertos
prefieren las flores.

              ---

Liberado de su jaula
se sentaba a esperar 
al cazador.

Es que no había libertad posible
lejos del verdugo.

              ---

Alto 
o
bajo
todo hombre
            tiene su sombra

             ---

Ahora que de a poco el baile va cesando´
y ya no tenemos pies
solo un suelo marchito de roío
cuando se apagaron las luces
y no queda ni siquiera el viejo resplandor de los
                                                       campanarios
ahora
que no somos jauría
que escribimos como se escriben los testamentos
para sentir que aún estamos inmersos en la
                                                      amargura
ahora que no quedan perros ni gatos
ni siquiera el silbido del muerto aquel
ahora que el amor
ha pasado y no nos dimos cuenta
porque el alcohol obnubila
la belleza enceguece    la juventud
ahora, recién ahora, nos percatamos del sol
                                                 cuando anochece.


Perla del Sur, Gustavo Tisocco, ediciones Vinciguerra 2019,

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