lunes, 27 de abril de 2009

"Alternativas" (Fragmento) Liv Ullman

...Me sigue una mujer con un niño en brazos. Me tira de la manga y murmura: -Por favor, llévese a mi hijo. No puedo encontrar comida para él.
Sus ojos son los portales de la desesperación...
...Yo soy la mujer que quiso darme su hijo. Si no la reconozco en el breve lapso que compartimos sobre la tierra, ¿cómo puedo pretender que a mí se me reconozca?
Advierto que sólo en las estadísticas la gente muere por millones. Cada persona muere individualmente, en su propia dificultad. Según vive.
Busco palabras para describir lo que estoy descubriendo y lo que todavía estoy buscando. ¿Es el amor o la fé? ¿o ambos?...

jueves, 23 de abril de 2009

"Callar, pintar" (Fragmento) Daniel Flichtentrei

Voy a hablar de la memoria. De esa sustancia tan inasible y tan etérea pero con efectos tan brutales como para generar una guerra, derrumbar una vida o impedir un amor. ¿Qué cosa será la memoria? ¿De qué estarán hechos sus átomos? ¿Dónde habitarán sus contenidos? ¿Recordamos hechos o recordamos recuerdos? Decía Samuel Beckett refiriéndose a Proust: "El hombre con buena memoria nunca recuerda nada porque jamás olvida nada".Paul Auster hace decir a uno de sus personajes que "el misterio de lo que aún no ha ocurrido podía guardarse en la memoria". Como el huevo de la serpiente, los rastros de lo que seremos están inscriptos en el presente. También las huellas de lo que fuimos. Fatalmente nos convertiremos en lo que somos.Cuántos de ustedes recordarán esta mañana de Abril. Cuántos convocarán, desde las múltiples estaciones del dolor y del fracaso, la sensibilidad exasperada y el secreto temblor que hoy nos une.Puede alguien asegurarme que los múltiples hombres y mujeres que hemos sido no circulan inadvertidamente entre nosotros. Puede alguno afirmar que los fantasmas de lo que serán no viajaron esta mañana en colectivo con ustedes.¿Cuándo muere un recuerdo? ¿Cuándo nace? ¿Qué maldita cosa se lleva la muerte? ¿Hacia dónde? ¿Qué sucede con esa versión única que de nosotros tienen los demás cuando ellos mueren?

martes, 21 de abril de 2009

Khalid Kaki




el jardín

En otro tiempo lejano
había en el jardín de mi casa
una morera frondosa,
un ciprés,
y un granado pequeño prometedor...

Era otro tiempo
en que descendían ángeles
al patio de la casa
olían el pan de mi madre..
escuchaban una canción hechizada
de un pájaro oculto!

"El macho de la morera no da frutos"...
-dijo mi padre-
y le dio un corte
con su hacha
que colgaba en una pared...

Una noche de tormenta,
el delgado ciprés
cayó fulminado
por un relámpago,
herido de recuerdos...

El granado
quedó solo
marchito de tristeza
mi padre lo dio como elemento...
a la flacucha cabra del vecino

Era otro tiempo...
vigilado por la luz de la luna...
los ángeles
d e s c e n d í a n
al patio de mi casa!

En un tiempo cercano
en un lugar de este mundo..
construiré
una casa con jardín..
plantaré
una morera
un ciprés
y un granado...

Para los ángeles
y el pájaro oculto..
refrescaré el patio
con agua...
y en un lugar,
al pie del muro
enterraré...

el hacha de mi padre!


http://www.khalidkaki.com

martes, 31 de marzo de 2009

"El hombre rebelde" (Fragmento) Albert Camus

...todo lo que se puede sacar de la observación de Scheler, es que, por la teoría de la libertad política, hay en el hombre, en el seno de nuestras sociedades, un aumento de la noción de hombre y, por la práctica de esta misma libertad, la insatisfacción correspondiente. La libertad de hecho no ha aumentado proporcionalmente a la conciencia que el hombre ha adquirido de ella. De esta observación no se puede deducir sino esto: la rebelión es el acto del hombre informado que posee la conciencia de sus derechos. Pero nada nos permite decir que se trate solamente d los derechos del individuo. Al contrario, parece, por la solidaridad ya señalada, que se trata de una conciencia cada vez más amplia que la especie humana adquiere de sí misma a lo largo de su aventura. En realidad, el súbdito del Inca o el paria no se plantean el problema de la rebelión porque ha sido resuelto por ellos en una tradición; antes de que hubieran podido planteárselo la respuesta era lo sagrado. Si en el mundo sagrado no se encuentra el problema de la rebelión, es porque en verdad, no se encuentra en él ninguna problemática real, pues todas las respuestas han sido dadas de una vez. La metafísica está reemplazada por el mito. Ya no hay interrogaciones, no hay sino respuestas y comentarios eternos, que en tal caso pueden ser metafísicos. Pero antes de que el hombre entre en lo sagrado, y también para que entre en él, y desde que sale de él, y también para que salga, hay interrogación y rebelión. El hombre rebelde es el hombre situado antes o después de lo sagrado, y dedicado a reivindicar un orden humano en el cual todas las respuestas sean humanas, es decir, razonablemente formuladas. Desde ese momento toda interrogación, toda palabra es rebelión, en tanto que en el mundo de lo sagrado toda palabra es acción de gracias.

"Agrio está el mundo" - *Mundo de siete pozos" Alfonsina Storni

Agrio está el mundo,
inmaduro,
detenido;
sus bosques
florecen puntas de acero;
suben las viejas tumbas
a la superficie;
el agua de los mares
acuna
casas de espanto.

Agrio está el sol
sobre el mundo,
ahogados en los vahos
que de él ascienden,
inmaduro,
detenido.

Agria está la luna
sobre el mundo;
verde,
desteñida;
caza fantasmas
con sus patines
húmedos.

Agrio está el viento
sobre el mundo;
alza nubes de insectos muertos,
se ata, roto,
a las torres,
se anuda crespones
de llanto;
pesa sobre los techos.

Agrio está el hombre
sobre el mundo,
balanceándose
sobre sus piernas...

A sus espaldas,
todo,
desierto de piedras;
a su frente,
todo, desierto de soles,
ciego...

"Alternativas" (Fragmento) Liv Ullman

...Pero después de la decisión personal hubo un nuevo conjunto de normas, no necesariamente relacionadas con la liberación de las mujeres, porque después de liberarse de la autoridad sufrieron los efectos de la presión: el conjunto de ideas nuevas que se desplomaron sobre las mujeres que no sabían muy bien cómo dirigir su reciente independencia. La mujer liberada se incorporaba a la corriente de otras que, igualmente liberadas, decían lo que todos decían, leían lo que todos leían. Se adaptaban como lo hacían todos los demás.
De las nuevas ideas surgió la mujer "libre", que aprendió a comprender todos los aspectos de su propia sexualidad. Se le indicó cuándo y donde sentir, cuándo y cómo formular sus propios reclamos. Y si se sentía confundida, compraba otro libro y revisaba todos los lugares de su cuerpo dónde según afirmaban se hallaba oculta su verdadera identidad. Y cuando sabía todo lo que había que saber acerca de la identidad, se esforzaba por perfeccionar su propio cuerpo, al mismo tiempo que millones de mujeres bastante privilegiadas para disponer del tiempo y el dinero necesarios...

miércoles, 11 de marzo de 2009

"Salta antes de mirar" Wystan Auden

La sensación de peligro no debe desaparecer:
el camino es sin duda tan breve como escarpado,
por muy paulatino que parezca desde aquí;
mira si quieres, pero tendrás que saltar.
Los hombres duros se ponen sensibleros en sueños
y quebrantan las ordenanzas que cualquier necio puede respetar;
no es la convención sino el miedo
lo que tiene tendencia a desaparecer.
Los esfuerzos cavilosos de la masa atareada,
la suciedad, la imprecisión y la cerveza
rinden unas cuantas agudezas todos los años;
ríete si puedes, pero tendrás que saltar.
Las prendas que se considera adecuado vestir
no serán baratas ni prácticas,
mientras consintamos en vivir cual ovejas
y nunca mencionar a quienes desaparecen.
Mucho cabe decir a favor del desparpajo social,
pero alegrarse cuando no hay nadie
es más difícil incluso que el llanto;
nadie mira, pero tienes que saltar.
Una soledad de diez mil brazas de honduras
sustenta el lecho en el que yacemos, cariño:
aunque te quiero, tendrás que saltar;
nuestro ensueño de seguridad debe desaparecer.

viernes, 20 de febrero de 2009

"No basta abrir la ventana" Alberto Caeiro

Alberto Caeiro (autor de este poema) es uno de los heterónimos de Fernando Pessoa. Ricardo Reis, Alvaro de Campos y Bernardo Soares son otros de los nombres que usó Fernando Pessoa para crear una obra literaria paralela a la suya.

No basta abrir la ventana
para ver los campos y el río.
No es suficiente no ser ciego
para ver los árboles y las flores.
Tambien es necesario no tener ninguna filosofia.
Con filosofía no hay árboles: no hay más que ideas.
Sólo hay cómo una cueva cada uno de nosotros.
Hay sólo una ventana cerrada, y todo el mundo fuera;
y un sueño de lo que podría ser si la ventana se abriese,
que nunca es lo que ve cuando se abre la ventana.

lunes, 16 de febrero de 2009

"El premio" Carlos De Bella

Hacía años que escribía en el mismo bar. Casi religiosamente llegaba por las tardes con su block y sus lápices. Ocupaba la misma mesa junto a la ventana porque nadie que llegara antes hubiera osado hacerlo. Por otro lado, eran escasos los parroquianos del bar tradicional en estas épocas de neones y diseños futuristas. El dueño, gallego, de aquellos que después de cuarenta años continuaba manteniendo el acento, decía que luego de su muerte cerraría el bar pero que su fantasma se ocuparía de bajar por ultima vez la cortina. Lo único que se modificaba en el local era el personal, mejor dicho el único mozo que atendía todo. Estos eran jóvenes que cuando ubicaban otro lugar mas frecuentado emigraban, aquí las propinas eran escasas. El escritor se llamaba Juan. Entraba, daba la mano al gallego, comentaba el tiempo y ocupaba su lugar. El mozo de turno se acerca.- Buenas tardes Don Juan, ¿qué le sirvo?.- Lo de siempre Emilio, lo de siempre. Este último mozo se llamaba Emilio. Sentarse a esa mesa tenía sus ventajas, era la que recibía mejor luz, en verano entraba por la ventana abierta una brisa, en invierno por más de una hora recibía un poco de tibio sol. Además estaba el árbol, allí en la vereda. Añoso casi como él, quizás un poco vencido, ¡bueno, tantos años!. El escritor lo sentía como su alter ego vegetal. El árbol daba aún escasas flores; el escritor producía aun algunos buenos relatos. Ahora hace tiempo, ¿meses?, estaba escribiendo una novela. Todavía no tenía título, pero versaba sobre anfibios. Era un obsesivo de las formas, rehacía una y otra vez la frase, siempre había escrito así. Ora quitaba un adjetivo ora lo volvía a colocar, quizás reemplazaba por otro más afortunado.- ¿Lo de siempre Don Juan?- Sí Emilio, lo de siempre. Con las puntuaciones ocurría lo mismo, las comas iban y venían y en esa mazurca, claro, arrastraban las palabras y cambiaban los sentidos. Así todo recomenzaba. Ni decir que ocurría con los puntos, las comillas y guiones, las benditas punto y coma, ¡siempre tan dubitativas!, Que sí, que no, ¡Ay! .El gallego prendía las luces solo cuando era necesario, o sea cuando la naturaleza dejaba de hacerlo. El escritor siempre tuvo buena vista, jamás necesitó de anteojos. Emilio sí usaba, pequeños, de montura de metal, le daban un aire lejanamente intelectual. Esa tarde que los clientes eran escasos, tal vez de aburrido, estaba parado a prudencial distancia de la única mesa ocupada y miraba cómo se producía la magia negro sobre blanco. Respetuosamente, muy respetuosamente. Los vaivenes del proceso creativo producían sus cadáveres, sus detritos, sus marginaciones.Como jamás tachaba (no se hubiera permitido esa desprolijidad), ni usaba goma para excluir una palabra, hubo veces que la hoja del pequeño block era doblada prolijamente en cuatro y una nueva cuartilla retomaba la idea, pero purificada. La excomulgada era aprisionada por el cenicero que se usaba para este fin. Había otras exclusiones invisibles, aquel vocablo impropio, la interjección que no cuajaba, la frase entera que no formaba parte del conjunto destacándose obscenamente como si estuviera desnuda, ideas que no llegaban a escribirse pero eran desechadas, así se iban amontonando al costado de la mesa, pendían como glicinas colgadas de sus patas, quizás resbalaban por el borde la ventana y alguna, ¡infeliz!, era barrida por una ráfaga y se enredaba en la vereda con las hojas del otoño.- ¡Hasta mañana, Don Juan!.Ese mes de agosto trajo los fríos de la desesperanza, junto con ellos llegó una bronquitis y con ésta un involuntario retiro creativo. ¡Que pena!. Ya estaba terminando la novela. Ya estaba seguro del titulo.Esa noche hubo un fuerte temporal, tanto que algunos árboles perecieron y cayeron desgajados. Eran signos. Días después, una mañana fría pero de sol tímido se animo a salir hasta el bar. Se sentó como siempre a su mesa. Puso sobre ella su block, sus lápices y esbozó una sonrisa tierna. A su espalda oyó la voz conocida.- ¡Hombre!, Me alegro de verle. ¿Qué le sirvo? ¿Lo de siempre? Giró la cabeza y vio al gallego que salía de los baños secándose las manos.- Sí, lo de siempre. La taza de café se acercaba, humeaba como deben de hacerlo las puertas del infierno. El gallego la deposita sobre la mesa con delicadeza, como si fuera un cáliz.- ¿Por qué esta Usted. sirviendo? ¿Y Emilio?.- Ya no trabaja aquí. Que ha ganado un premio de literatura y se ha ido a España. Le he dicho que vaya a visitar mi pueblo. ¿Sabia Usted. que era escritor?