...Pensaba en tí, Susana. En las lomas verdes. Cuando volábamos papalotes en la época del aire. Oíamos allá abajo el rumor viviente del pueblo mientras estábamos encima de él, arriba de la loma, en tanto se nos iba el hilo de cáñamo arrastrado por el viento. "Ayúdame, Susana." Y unas manos suaves se apretaban a nuestras manos. "Suelta más hilo."
"El aire nos hacía reír; juntaba la irada de nuestros ojos, mientras el hilo corría entre los dedos detrás del viento, hasta que se rompía con un leve crujido como si hubiera sido trozado por las alas de un pájaro. Y allá arriba, el pájaro de papel caía en maromas arrastrando su cola de hilacho, perdiéndose en el verdor de la tierra"
"Tus labios estaban mojados como si los hubiera besado el rocío".
"El aire nos hacía reír; juntaba la irada de nuestros ojos, mientras el hilo corría entre los dedos detrás del viento, hasta que se rompía con un leve crujido como si hubiera sido trozado por las alas de un pájaro. Y allá arriba, el pájaro de papel caía en maromas arrastrando su cola de hilacho, perdiéndose en el verdor de la tierra"
"Tus labios estaban mojados como si los hubiera besado el rocío".
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Llevo varias horar saboreando tus elecciones. Un paseo abigarrado y largo; tenso y de aromas antiguos, como uno de esos aparadores heredados en las que uno se encuentra, ocultos en una pequeña vasija, el anillo de boda de una antepasada. Es fácil por ello entrar de aquí, pero salir se hace poco menos que imposible.
ResponderEliminarUn abrazo
Carlos
El Toro de Barro
Gracias por tu visita,Carlos. Me alegro que te hayas encontrado a gusto. Un abrazo
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