¿pero cómo es que
un hombre malo comprende el crítico camino de la transición?
Se trata de un
clic, de un chispazo que de golpe nos alumbra. Un instante único e irrepetible.
A todos nos toma por sorpresa; su contenido es esencialmente el mismo, pero la
forma en que irrumpe, no. Un hecho trágico, una plática agria, un sobresalto,
una decisión mal tomada, miles de situaciones pueden servir de disparador. En
mi caso fue aquel cielo primaveral el que agrietó los parámetros de mi ser.
Pero no todo, si no una minúscula parte en donde parecía arquearse. Aunque no,
era una leve fractura. Una fractura en el cielo. Tenía la forma de una hoja de
cuchilla y estaba en el cielo. Era más opaca. Se asemejaba al contraste de
azules de los mapas que presentan distintos tonos según la profundidad del
océano. Me gustaría tener las palabras justas para mostrarles cuál fue mi
sensación entonces. Fue como si una descarga eléctrica me trajera de improviso
a la vida. Lo que tan solo segundos antes me parecía inconmovible ya se ponía
en duda, y esa duda no tardaba en transformarse en incertidumbre, y luego en
quiebres con la realidad. Yo estaba allí contemplando esa fractura en el cielo
y al mismo tiempo estaba desplazado unos centímetros. Era como si fuera
dividiéndome en decenas de capas, cada una más liviana y transparente. Mi
existencia comenzaba a multiplicarse por el vergel. Cada nuevo hombre que se
desprendía de mí era más etéreo, más traslúcido…
Fragmento de “fractura
en el cielo” cuento atesorado en “el desenjaulado” de Lucas Magistris – 13 mil
pájaros ediciones
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