jueves, 15 de diciembre de 2016

Laura Wittner


El peso

Que me pese el pelo. Eso para empezar.
Si no no sé quién soy, qué cosas pienso.
¿Cómo inclinar un punto la cabeza,
cómo encarar la luz con la presbicia
si no peso, si el pelo no me pesa,
y de ahí para abajo ya me hago traspasable,
ya dudo en consistir?
No hay forma.
No se justifica
la tendencia actual a sacar el volumen
porque con el volumen se va el peso,
¿no lo ven? ¿Y qué somos?
Livianos como pollos,
con el pelo erizado,
sin ancla, sin memoria,
como diciendo ¿doblo acá
o seguimos derecho?


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