viernes, 28 de diciembre de 2012
cielos paralelos - Daniel Arias
6
Busco en el corazón el arpegio luminoso
la decisiva levedad
el bailarín solitario y su aire gris de ángel
polen sobre la tierra.
No en el fuego o en las altas escalas
no en el viaje circular de la locura
busco en la corriente oscura
ese río de aceitados corredores
un caer continuo en espirales largas.
Busco en el sueño los rincones vacíos
y las torres blancas de la memoria
la nave abrasada por estrellas
la sal marina del naufragio
en apagados murmullos de espuma,
busco a los pescadores que hundieron
su encantamiento sin brújula
busco las redes
la llave del arca
y en la sombra el arco leve
en su quietud,
en soledad perpetua,
busco a Dios.
19
Con el arco de su mano deshace
el orden opaco y alineado de las horas.
Su giro celeste alcanza.
El milagro de la noche
cede una estrella,
un pensamiento roza el espejo,
ligera es la niebla de los pescadores
y su red tejida por peces,
nosotros aquí, con el amanecer en brumas
todavía demasiado lejos.
51
El tiempo continúa lentamente afuera de la casa,
tan solitario como dos extensiones que olvidaron su nombre.
El hombre abandona entonces la mesa, el vaso, los temores,
y marcha, marcha y marcha.
Reposa en los bordes del camino
junto a mujeres y viejos, marcha en silencio.
Cada llanura, cada piedra y cada flor,
todos conocen los cielos
que la deriva largamente pone en los ojos.
El camino es antiguo
y el hombre que anda se sostiene en el tiempo,
ciudades, reyes, bosques, perlas, batallas, arcilla,
imagen, cimiento, claustro, límite, maravilla y medida,
todo se extiende bajo la dimensión de su mano,
todo cristaliza junto a los vibrantes silencios.
¿Que busca el viento?
¿Quién se bebe lo transparente?
¿Cómo se fatiga el cielo?
Magia y dogma se precipitan
en un cortejo dividido sobre la marcha sola,
como es sola la sombra encadenada al dolor.
Con la visión de la tierra que respira en bocanadas delante suyo
fundiéndose sobre la espalda como un parto transformado,
va con su palabra abandonado a los escudos y los filos,
grande como un reino, ligero como el polvo,
como una estrella.
de cielos paralelos
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