No podemos eludir
la impresión de que el hombre suele aplicar cánones falsos en sus
apreciaciones, pues mientras anhela para sí y admira en los demás el poderío,
el éxito y la riqueza, menosprecia, en cambio, los valores genuinos que la vida
le ofrece. No obstante al formular un juicio general de esta especie, siempre
se corre peligro de olvidar la abigarrada variedad del mundo humano y de su
vida anímica, ya que existen, en efecto, algunos seres a quienes no se les
niega la veneración de sus coetáneos, pese a que su grandeza reposa en
cualidades y obras muy ajenas a los objetivos y los ideales de las masas. Se pretenderá
aducir que sólo es una mnoría selecta la que reconoce en su justo valor a estos
grandes hombres, mientras que la gran mayoría nada quiere saber de ellos; pero
las discrepancias entre las ideas y las acciones de los hombres son tan amplias
y sus deseos tan dispares que dichas reacciones seguramente no son tan simples.
El malestar en la
cultura – Sigmund Freud, Ediciones Folio 2007
Traducción: Luis
Lopez Ballesteros
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