martes, 9 de junio de 2015

Gabriel Mauro Cantero


Los ojos son como delitos. Y me pregunto “¿Por qué habría un camello
desalmado frente al agua, no dejarle nada al pez siguiente?”. Aun así me
pregunto ¿Qué será del barco que hundí siempre? ¿Será él el suicidio de la
luna? ¿… pero entonces la casilla de los náufragos? ¿… pero entonces mi
ballena blanca? ‐el humo extingue hacia la gran opiparencia, eso de portar un
sombrero en la barriga‐ Entonces ¿Porqué sino que hablan? … o tropiezo mis
caballos contra un monje:


Este torbellino de mañanas sueltas.
Estos pájaros de antaño en mis congojas.
Esa multitud que se aproxima,
              /en un sin fin de nobles y sencillos jueces.
Ese latifundio territorio de mejillas.
Esos ruegos claros refugios o diademas.
Esta unción requima que me impreca,
              /como un pez solar en la ingravidez.

Adoro que mires sin decir
vete de ti mismo.
Hombre.
‐ He bebido la lágrima de un árbol
que dijo:
“no golpees tu sangre contra mí”

                           Chau

Camag - Maldita Ginebra 2010

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